UN CAMINO DE MIGAS DE PAN


No consigo salir del bosque. Animada por unos, prevenida por otros, mis pasos vuelven a su milenario tejido de luz y oscuridad. A menudo es difícil distinguir el sendero; No hay más garantía que el caminante que nos precede.
Por eso me fascinan los mapas, huellas de una realidad distante que podemos recorrer gracias al trazo de aquellos, también distantes pero confiables, que la desentrañaron.
Los adultos elaboran mapas; Los niños nos guían con migas de pan. Empeñan su propio sustento en marcar un camino seguro para el retorno. Aún no pueden refugiarse en el concepto y reproducen la experiencia como algo vivo que les engulle y alimenta al mismo tiempo. La moraleja es para ellos más perversa que la temible bruja en su casita de dulce. Venciendo a ésta crecerán como dueños de su destino, mientras que aquella los encerrará en su cárcel unívoca, condenados a repetir una elección que no entienden, que no han resuelto por sí mismos.
"A caminar se aprende caminando" dice la sabiduría popular. Y allá van los pequeños, practicando el gerundio de todos los verbos: corriendo, midiendo, construyendo, hablando... En todas sus actividades hay un subrayado narrativo: No les basta con la acción, sino que han de contarse a sí mismos y al mundo quiénes son y lo que han logrado. La repetición de ese esquema es sanadora, organiza la estructura interna donde se asientan su identidad y su coraje; Pero padres y educadores bienintencionados temen la crudeza de Hansel y Gretel. Ellos saben que las migas de pan se las comen los pájaros. Ellos sí necesitan los mapas.
Siete, que es número mágico, llevo en mi zurrón.  No han sido ratificados por el ministerio -lo cual, sobre todo en estos tiempos, es para mí virtud y no defecto- y sé de buena tinta que contienen errores importantes.  No los traigo porque sean perfectos, sino porque son míos; Son nociones de fidelidad que están más ligadas al pasado, del que no me parece justo renegar con falseadas reinterpretaciones, que al futuro donde todavía soy libre de elegir mis opciones y responder por ellas.
Os invito a recorrerlos, a perder la cabeza en sus cambiantes fronteras. Y comienzo con un homenaje a Graciela Montes que nos conduce a la voz y a la lengua con una belleza tan cruda como la de un nacimiento.
Bienvenidos a mis libros y a este camino de migas de pan.

Comentarios

  1. ¡Bien por la miga de pan número uno! La conferencia de Graciela es un tesoro. Seguiremos el rastro.

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