Viajar en el tiempo

© Ana G. Lartitegui. El libro de la suerte

La vida está llena de buenas preguntas que merecen formularse. Nada despierta nuestros sentidos como un buen interrogante; uno de esos que se clavan en el centro de la diana como punto preciso sobre el que las cosas giran y adoptan nuevas y reveladoras posiciones. El cultivo de preguntas sabias es la base de cualquier descubrimiento. Incluso los hallazgos fortuitos nos parecerán menos azarosos si pensamos en lo oportunamente que suelen darse.

Sobre mi mesa de trabajo amontono bocetos, esquemas y borradores para componer una narración gráfica. Las preguntas del ilustrador tienen cuerpo de boceto y se acumulan en el cesto de los papeles. Ahora mismo, siento urgencia por reducir la cantidad desplegada de pequeñas opciones sobre este proyecto de álbum.


© Ana G. Lartitegui. El libro de la suerte

Las dudas sobre la visualización del argumento, la focalización de los hechos y del tema mismo fueron parte de lo primero que hubo por resolver. Más adelante fue concretar los episodios y desgranarlos en innumerables detalles para ir desvelando la trama y los personajes página a página y viñeta por viñeta; también hubo que darle un orden y una estructura de narración. Mi cabeza no cesa de funcionar con montones de pequeñas cuestiones antes de que la colección de bocetos quede bien armada. Ahora el relato está perfectamente presentable, listo para abordar el arte final. Lo contemplo y pienso qué buena película daría para el cine. Pero justo ahora me asalta una gran duda por la espalda (las pequeñas preguntas afilaron la punta de una grande): ¿Por qué desarrollar en formato de álbum lo que resulta perfecto para ser proyectado en pantalla? ¿No debería el álbum rendir cuenta de su formato? ¿Cual sería en este caso el distintivo de género?



© Ana G. Lartitegui. El libro de la suerte

Retomo la historia y repaso todos los detalles. A medida que avanzo, las ilustraciones van cargando la memoria del lector con información; acumula datos y estos van trenzando varias historias en un tejido complejo que suscita curiosidad. Los enunciados desafían al lector en su capacidad de observar e imaginar. Sin desandar lo andado por la historia, el lector no podrá armar sentido adecuadamente. A medida que la ilustración aporta esto, lo otro y lo de más allá, el tiempo de lectura se frena, se corta, y se invierte; se vuelve a favor de un tiempo subjetivo que cada uno construye con su propio moverse por las páginas, con su propio barrido de imagen; un tiempo sin medida posible; el tiempo que cada lector se toma en hacer suya un historia.

La única forma posible de viajar en el tiempo es moviéndose en la cuarta dimensión.

¿Aporta la narración gráfica una particular forma de experimentar el tiempo de ficción?

Ana G. Lartitegui


Comentarios

  1. La narración gráfica es un espectáculo de magia poco común sobre la hoja, en el que el mago desvela sus trucos. Aporta, por su estatismo y fragmentariedad evidente, una ilusión; hace consciente al lector de sus convenciones y artilugios y le hace partícipe, precisamente por sus elipsis, de un modo que ningún otro medio. Eso es muy hermoso y diferente.

    Hay algo más con el tiempo, con el tiempo del cine, en un cine, por ejemplo. Y es que en cine, el tiempo del discurso es el mismo que tarda el lector en leer la película. Es su duración. En la narración gráfica, en concreto el álbum, bien es sabido que esos tiempos pueden alargarse hasta el infinito a demanda y curiosidad del lector. Y que además son necesarios.

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  2. Esa especificidad de la narración gráfica me parece fascinante y no había pensado en ella antes (en la ilusión y en el desvelar sus convenciones y artilugios). ¿No tiene entonces la narración gráfica algo en común con las magias sencillas, como la magia de las líneas que crean las imágenes en el libro de Dobroslav Foll, reeditado por Les Trois Ourses, "Ceci ou Cela"? Si es así, vive en el bando del pre-cine, ¿o no?

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  3. No conocía ese libro (qué belleza, no?) y lo encontré aquí:http://milibroteka.blogspot.com/2010/09/ceci-ou-cela-esto-o-eso.html

    La narración gráfica, sin embargo, es anterior al cine. Puede que entonces fuera al revés y esas primeras creaciones bebieran de narraciones en papel o muros...

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