Literatura y tránsito


La violeta tiene una sustancia llamada ionona que bloquea el sentido del olfato durante unos instantes para desbloquearlo después en otro instante en el que nos permite oler de nuevo su fragancia y bloquearlo de nuevo en un juego de querer y no querer, de estar y no estar, de posesión y pérdida. Es posible que esta caprichosa sustancia sea la responsable del precio prohibitivamente caro que alcanza la esencia de este perfume; con toda seguridad, es también la causa de la capacidad embriagadora del aroma de esta flor. La violeta ofrece, casi en el mismo instante, su aroma y la pérdida de ese aroma.


Hace unos días me vino a la mente la violeta y la ionona al leer la entrada de Olalla titulada “Ratas”. Fue al leer el impactante poema “Hermosa juventud” del autor alemán Gottfried Benn. Me pareció especialmente gráfica la forma en la que el autor crea esa fricción entre horror y ternura para conmocionar al lector, para colocarlo frente a frente con la muerte, o, mejor dicho, para colocarlo en el filo mismo (como la violeta) entre la muerte y la vida. El poema nos introduce, literalmente, en la muerte a través de la figura más horrible (niñez, soledad, putrefacción...) para, de pronto, abrirnos los ojos a la luz “en el porche enramado” donde vuelve a florecer la vida nuevamente, y ello para introducirnos de nuevo, y de golpe, en la oscuridad terrible de la muerte. Gottfried Benn sabe muy bien que la comprensión está en el tránsito, que si nada es posible entender desde uno u otro lado el paso por la puerta es lo único que puede ofrecernos, al menos, la vivencia del ciclo que necesitamos comprender.


Comparto, con respecto al poema, esa extrañeza final que expresa Olalla sobre la ilustración de Wolf Erlbruch, su sorpresa cuando dice: “Les resultará extraño pero al mirar esta imagen, quizás sea la emoción, pero yo veo belleza.” No está en el esófago agujereado de la niña ni en los chillidos de los pequeños hociquitos de las crías de rata esa belleza, ni siquiera en su juventud hermosa bajo el enramado del diafragma, sino en el atisbo de comprensión que vislumbramos al asir los dos extremos de ese segmento en el que se mueve la vida y la muerte, el filo por el que se precipitan y en el que se encuentran por un instante. Es en esa conmoción, en ese desequilibrio que pone en movimiento algo dentro de nosotros donde se encuentra la esencia de la literatura.

Sergio Lairla

Comentarios

  1. esperaba ansiosa este comentario: tu reflexión, el diálogo que es, en verdad, de lo que se trata y por lo que hacemos las cosas que hacemos.

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  2. No tuve tiempo de hacerlo en su día, con tu entrada. Luego... se me pasó el tiempo.
    En realidad, más que un comentario, es que tu entrada me suscito conexiones, reflexiones... "que es, en verdad, de lo que se trata y por lo que hacemos las cosas que hacemos".

    Gracias, Olalla.

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