Persiguiendo a Peter Sís (parte II)

Aquí os dejo la segunda parte de la entrevista con Peter Sís. Espero que las palabras de este todo-terreno cuyos ojos parecen ver más cosas que las de los demás os inspire tanto como a mí. En un mundo cambiante Sís es una buena brújula, si no para prevenir los acontecimientos sí al menos para entenderlos.

(...)

Al principio era director de cine.

Sí y llegué a Estados Unidos en 1982 para rodar un documental sobre Checoslovaquia de cara a las olimpiadas de invierno de 1984, pero después el bloque oriental canceló su participación y se me ordenó que volviera a casa. Fue entonces que decidí quedarme en Estados Unidos. Ahora ha pasado mucho tiempo y está todo bien, pero entonces creía que la Unión Soviética sería eterna y creía que jamás volvería a ver mi familia. Es lo de siempre, el tiempo te otorga una perspectiva diferente y hasta puedes llegar a creer que lo que hiciste tampoco fue para tanto… Pero entonces no tenía idea de cómo acabarían las cosas. A veces la gente me dice que por qué no nos rebelamos… ¿Cómo? Habías nacido en esa situación y era difícil imaginar que hubiera otra posible, era difícil imaginar que había un mundo fuera de ese… En la antigua Checoslovaquia hasta hubo un momento de cierta distensión, cuando podíamos acceder a la música y arte contemporáneos del Occidente, pero todo se acabó con la Primavera de Praga en 1968.

Así que por un lado tienes a los que hoy en día no se dan cuenta de lo que representó vivir en esa situación… si hasta en la escuela te convencían para que delataras a tus padres si escuchabas que decían algo inconforme en casa, por esta razón en el libro he dibujado al padre con cabeza de cerdo, porque no se atreve a hablar de nada en su propia casa con sus hijos, porque no sabe lo que podrá pasar y se ve degradado al papel de entretenedor. Por el otro están los que lo vivieron y que me dicen que por qué escribí lo que escribí, ya que no se vivía tan mal, también hubo algo positivo…

¿Y cómo contesta a estas personas?

La recepción de una obra de arte y literatura es algo complicado y complejo. No puedes tomarlo todo al pie de la letra. En este libro no quería demonizar a una época ni a un lugar, quería hablar a partir de mi experiencia personal de la importancia de la libertad, sobre todo de la libertad de soñar para los niños, porque eso es lo peor de las dictaduras: que le quitan los sueños a los niños.

De hecho una de las páginas más impresionantes de The Wall habla exactamente de la capacidad del joven protagonista de llegar con su imaginación más allá del muro.

Sí, una de las más impresionantes y de las más polémicas. En esa página he dibujado un mapa, como los mapas antiguos, que está partido en dos por un muro. Pero las indicaciones en el mapa no son geográficas, sino que se trata de valores: a un lado del muro están la libertad, el sueño… Al otro, la sospecha, la mentira, etc. El niño pasa volando sobre el mapa y a lo lejos se ve Manhattan pintada en azul claro. Pues bien, Manhattan en esta página encarna el sueño del niño y ya está. Muchas personas han leído esta imagen como si de la reproducción de una mapa real de Europa se tratara y la imagen de Manhattan diera la clave para la orientación del mapa. Según esta lectura todo lo malo lo he metido en Europa del Este y todo lo bueno en Europa del Oeste. No es este el punto, no se trata de una interpretación literal de los espacios, hay que ir más allá de una lectura plana de las claves. En ese contexto Estados Unidos representa el sueño del joven. Repito: en ese contexto.

Cuando crea una obra y luego deja que se publique, que otros ojos la vean, ¿le da miedo la posibilidad de ser malinterpretado?

La cuestión es que cada uno tiene su manera de interpretar lo que lee y además acostumbro vivir mis obras en primera persona. Algunas de ellas nacen de mi vida personal y de mi familia, y en el caso de estas obras soy más vulnerable. Por ejemplo Tibet through the Red Box

[En este libro se cuenta el viaje de Vladimir Sís, realizador de documentales y padre de Peter, que en los años ’50 viajó a China y de allí a Tibet, donde presenció la invasión china del lugar. En el libro, Peter vive el viaje de su padre a través de las páginas del diario que este dejó en una caja roja.]

Mi familia vio la versión inglesa del libro, pero mi padre no llegó a leerlo porque cuando salió la versión checa, él ya había muerto. Mi hermana lo leyó y me llamó asombrada para decirme cómo se me había ocurrido escribir eso, nuestro padre jamás habría dicho lo que yo le hago decir… Ves, es esto, tienes una percepción de una situación y te das cuenta de que es tu percepción y de nadie más. No buscas ser entendido en la particularidad de tu historia, sino en la universalidad de lo que estás transmitiendo. Esto tendría que ser lo importante. Aun así siempre empiezo por mi entorno y, a decir la verdad, estoy un poco preocupado. Hasta la fecha he escrito e ilustrado para mis hijos, pero ya son grandes y, a ser sincero, no tengo ganas de escribir libros para adolescentes… ¿hablar de novios? No, no es lo mío. Tengo que encontrar rápido otra fuente de inspiración (risas).

Arianna Squilloni

Comentarios

  1. Excelente entrada para leer una tarde de domingo, buscando inspiración o sólo por placer.


    Gracias,

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