III LEER ENTRE LINEAS

Lo que vais a leer son respuestas para los comentarios que introduce Olalla en la entrada precedente y, por tanto, se adentra en lo ya expuesto.


© Stephane Poulin. Bestiario. Faktoría K de libros, 2005.

Naturalmente que el ilustrador puede utilizar una ilustración para reflexionar sobre la propia imagen. Puede hacerlo mediante el manejo de la retórica visual. Estoy pensando en un álbum como Aventuras de una nariz, donde las escenas son dos cosas a la vez: escenario y rostro. El lector aprecia el escenario en un primer momento debido a que el texto se especializa en contar cómo una nariz que escapa del rostro emprende un recorrido por distintos lugares buscando un sitio donde destacar. Mientras el texto y la ilustración demuestran que la nariz vaya donde vaya no encuentra su lugar, el ilustrador ha preparado lo que en retórica se llama “figuras jerarquizadas no reversibles”. Es decir, que como hizo el bueno de Arcimboldo con sus Grutescos, cada paisaje esconde un rostro, donde vemos justo lo contrario de lo que las cosas resultan a primera vista, y nos damos cuenta de que la nariz a cada momento está precisamente en su lugar. Cada ilustración es una y dos al mismo tiempo: juego de ambigüedad que la ilustración provoca.


© Joel Stewart. Aventuras de una nariz. Editorial Lumen, 2002.
En la naturaleza del signo visual está la retórica, aquello que sirve para orientar mensajes, crear imagen, expresar sentimientos. El juego poético, la reflexión filosófica y todo lo que queramos, es siempre posible con la imagen, con reparto discursivo o sin él, con o sin acompañamiento de palabras. Estoy pensando también otros ejemplos donde la paradoja visual envuelve dos mensajes contrarios y, sin embargo, complementarios. Otros ejemplos donde las metáforas visuales o el juego de lo simbólico apelan a realidades que se resuelven desde el pensamiento visual.

© Radovan Jenko. Mis primeras 80.000 palabras. Editorial Media Vaca, 2002.


Volviendo al texto de Nodelman, no encontramos los conceptos claros. Primero menciona algo que efectivamente todos vemos en muchos álbumes: la estrategia narrativa se sirve de un contraste de enfoques objetivo/subjetivo aprovechando un relevo narrativo que se corresponde con imagen/palabra respectivamente. Pero ya hemos mencionado ejemplos en los que se cumple justo lo contrario.


La otra cuestión es que Nodelman, dando un paso más allá, nos dice que la naturaleza analógica de la representación visual define una forma de representación relativamente objetiva, mientras que la naturaleza digital del lenguaje define una forma de representación relativamente subjetiva.


Y aquí es cuando hay que recordar que la representación gráfica y el pensamiento visual permiten siempre la expresión de la subjetividad y la reflexión abstracta más sofisticada, incluso aquella que reflexiona sobre su propia forma, sobre sus propios elementos plásticos. ¿Qué otra cosa sino es el arte abstracto de Kandinsky, o la “pintura de acción” de Jackson Pollok, el suprematismo de El Lissitzky o de Malévich? La pipa de Magritte ya lo dejaba bien claro: una representación visual, por muy analógica que sea, es siempre la representación de una idea. Ésta es la brecha abierta por las Vanguardias Históricas. No vayamos a pasarla por alto cuando hablamos de álbum.


La imagen es un reflejo que se sirve de convenciones para moldear la realidad a la que se refiere, en principio, dentro de un sistema analógico de representación, pero la objetividad, en mi opinión, está fuera del arte. Puede estar en la ciencia y en lo científico, y ahora, según desvelan los avances de la mecánica cuántica, ni aún allí.
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Cuando hablamos de “objetividad”, éste es siempre un concepto relativo, y en el objeto artístico siempre conduce a error. Decir que una representación, por guardar similitud con la apariencia visual de las cosas produce objetividad es bastante problemático. Habría que explicarlo de otro modo. Por ejemplo se podría decir que dentro de la organización que supone el discurso de ficción en el álbum puede darse una atribución funcional para la imagen que se corresponda con lo que por “objetivo” se entiende dentro de la propia ficción. Así las cosas estarían más claras.

© Mitsumasa Anno. Anno's alphabet. Bodley Head.

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