El maestro ignorante de Philip Jacotot

Últimamente me he dejado seducir por Philip Jacotot (Jacques Rancière, Le maître ignorant, 10x18, 2004, en español El maestro ignorante, Buenos Aires, Libros del Zorzal). Más allá de lo fácil que pueda resultar rechazar la enseñanza universal impulsada por Jacotot a partir de 1818 (y llevada al cabo por un maestro ignorante, que gracias a su ignorancia no afirma su superioridad frente al estudiante, sino que se conforma con estimular su voluntad de aprendizaje) o también adaptarla amoldándola para que encaje con la enseñanza oficial (adoptar adaptando); en el predicamento de Philip Jacotot hay un elemento fundamental de contraste con toda teoría de marketing y de control de las masas: estimular la voluntad individual conlleva valorar la historia personal de cada individuo (niño que se hará adulto). Bien visto, el patrimonio de aprendizaje individual, de sentimientos y experiencias personales, es lo único que cuenta en el marco de una vida cuyo principio y final se escapan por completo al control del directo interesado. ¿Por qué entonces no se tendría que valorar el aprendizaje individual frente a cualquier -supuesto- bien superior?
Si parece que la reflexión se escapa del territorio relacionado con la literatura infantil y juvenil, baste relacionar lo dicho con los planes editoriales y los currículos escolares, los objetivos a conseguir, los puntos marcados por los créditos de la enseñanza oficial. ¿Acaso tienen alguna relación con la experiencia de crecimiento de cada individuo?

Arianna