Robinsones sin isla: Lessing

Robinson Crusoe es un personaje que no sólo trasciende la novela de Defoe y sus recreaciones sino que, incluso, existe con anterioridad e independencia de su encarnación literaria. 

Desde que Daniel Defoe publicó sus aventuras en 1719, muchas interpretaciones se han sucedido en las que se pretende aclarar cuál experiencia o qué relato sirvió de fuente de inspiración a esta novela.

Además, en la actualidad son numerosos los estudios en los que se examinan los vínculos entre el Robinson y narraciones contemporáneas tan disímiles como El señor de las moscas de William Holding, La isla del día de antes de Umberto Eco o la serie televisiva Perdidos.

Ahora bien, lo que personalmente me interesa es la presencia, explícita o no, de robinsones en el pensamiento; así como las ideas y preguntas que a partir de ellos surgen. 

Les doy un ejemplo. En 1780, G. E. Lessing publicó La educación del género humano (Barcelona: Azur, 2008). En el marco de una reflexión sobre el pensamiento religioso, en este sutil librito puede leerse:

Cuando el niño, crecido bajo castigos y caricias, llegó a la edad de la razón fue expulsado por su padre al extranjero; y entonces reconoció súbitamente el bien que había tenido, sin estimarlo, en la casa paterna. [§ 19]

Así como:

La educación no le da nada al hombre que no pudiese tener por sí mismo: le otorga lo que podría tener por sí mismo, pero más rápida y fácilmente. Por tanto tampoco la revelación le proporciona al género humano algo a que no pueda llegar la razón del hombre abandonada a sí misma; pero le otorgó y le otorga las más importantes cosas con mayor prontitud. [§ 4]

Ambas citas no puedo dejar de relacionarlas con Robinson Crusoe y plantearme preguntas del tipo:

¿Qué relación guarda la figura de Crusoe y el Adán expulsado del paraíso?

¿Cuál es el significado subyacente de la frase de Lessing “ser expulsado al extranjero”?

¿Cómo interpretar el nexo que surge entre el naufragar y el entrar en la edad de la razón?

También vale la pena detenerse en la concepción de Robinson Crusoe como autodidacta. ¿En qué medida avala, contradice o matiza la reflexión § 4 de Lessing? ¿Un autodidacta siempre aprende con mayor lentitud? ¿Un autodidacta radical (como Robinson) a qué tipo de pensamiento religioso llega?

A partir de la lectura de La educación del género humano, me resulta especialmente interesante desentrañar, siguiendo la dirección desarrollada por Lessing, qué idea de pensamiento religioso pudo haber sido la de un hipotético Robinson naufrago del XVIII.

Comentarios

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  2. Hola, Ana:
    Me interesa mucho la referencia que haces a Jung. La desobediencia a la figura paterna determinan el naufragio y caída tanto de Adán como de Robinson; el trabajo y la nueva vida marcan no sólo la construcción de su identidad sino además la eventual redención. Ahora bien, discrepo en tu análisis en dos puntos:
    1) No hallo en Robinson disyuntiva alguna entre fe y razón. La razón está en todo momento al servicio de la fe e incluso en aquellas cosas desvinculadas con las creencias (la técnica, por ejemplo), en ningún momento ponen en duda ni cuestionan la fe.
    Si nos preguntamos por ‘qué idea de pensamiento religioso pudo haber sido la de un hipotético Robinson naufrago del XVIII’ y presuponemos que este señor es un ilustrado, existe la posibilidad de que se planteara reedificar el edificio religioso de forma deductiva y racionalmente, prescindiendo en lo posible de dogmas y de lo sobrenatural.
    En este punto quiero retomar la vinculación entre Robinson Crusoe y el Emilio y preguntarme por la formación y vida religiosa de aquel que está apartado de la sociedad.
    2) Discrepo cuando afirmas que “el pensamiento religioso de Robinson, tan marcado por el pragmatismo y el puritanismo, es una extraña mezcla de sabores políticos y sociales, donde poco puja el misticismo velado en el mito del Paraíso”.
    No me parece que el pensamiento religioso de Robinson tenga nada de pragmático. Ciertamente es puritano. Pero quizás éste sea un término que merezca ser revisado. Para centrarnos, me quedo con su postulado esencial: “La autoridad suprema de Dios sobre todas las cosas humanas” y con una de sus máximas: “El hombre ha de ser reformado por la gracia del Señor”. Aunque también pueden observarse ciertas “prácticas” puritanas en el modo de actuar de Robinson: su disciplinada lectura de la Biblia, su afán de estudio y trabajo, su austeridad en la vestimenta y la conducta…
    Pero, sobre todo, sí veo en Robinson una modalidad de misticismo. Claro que nada tiene que ver con el misticismo renacentista español (dentro de la espiritualidad cristiana quizás estaría más cerca del monacato bizantino). En todo caso, con quién sí puede vincularse es con la escuela trascendental americana, especialmente con Thoreau y su Walden. Aunque también con Emerson y Whitman.
    Gustavo

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  3. Por falta de pericia en el uso de blogs he borrado una interesantísima entrada publicada por quien imagino que es autor de la web: http://academic.brooklyn.cuny.edu/english/melani/novel_18c/defoe/religion.html. Mil disculpas.
    Gustavo

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  4. Copio el comentario nº 1 que accidentalmente se borró:

    Bueno, ya sabemos que Adán es el nombre hebreo para designar la idea de "hombre genérico". Quizás Jung diría que el mito de la expulsión del Paraíso responde a la idea matriz de un origen indiferenciado y transpersonal previo a la aparición de la autoconsciencia en la personalidad. La expulsión acontece cuando el pensamiento consciente se separa de esa corriente primigenia que lo engendró. No en vano ser una persona es un trabajo que consiste en descubrir quién se es, de dónde se viene y hacia dónde se va. Es decir, el esfuerzo por el retorno.
    Resulta curioso que Robinson y la edad de la razón nos traigan de la mano el mito de Adán y del pecado original. Parece responder a la vieja disyuntiva de fe y razón. En cualquier caso, el pensamiento religioso de Robinson, tan marcado por el pragmatismo y el puritanismo, es una extraña mezcla de sabores políticos y sociales, donde poco puja el misticismo velado en el mito del Paraíso.

    --Ana

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