El mecanismo oculto de la literatura, según Cortazar

En general el libro no tiene desperdicio, pero qué bien explica esto Cortázar en sus "Clases de literatura" (Alfaguara, 2013: 134-135). Cuántos escritores hay que nunca han llegado a una reflexión tan sencilla y a la vez tan fundamental y tan profunda sobre el oficio al que dedican su tiempo:

"El cuento realista es siempre más que su tema: el tema es absolutamente fundamental pero si un cuento realista se queda en el tema es uno de los muchísimos cuentos que leemos con frecuencia en que los principiantes, por el hecho de haber encontrado un episodio que los conmovió ya sea en un sentido histórico, amoroso, psicológico e incluso humorístico, pensaron que bastaba escribirlo para que eso fuera un buen cuento realista. En ese caso no lo es nunca porque el tema se reduce exclusivamente a la anécdota y muere en el momento en que la anécdota, el relato mismo, termina; con la última palabra el cuento empieza inevitablemente a caer en el olvido. Basta releer o pensar en los que no caen en el olvido y se mantienen en nuestra memoria para darse cuenta de que detrás de la anécdota, a veces por debajo, a veces lateralmente, el autor ha puesto en marcha todo un sistema de fuerzas de las que no hay por qué hablar necesariamente pero que explican lo que sucede en el cuento; lo explican de otra manera que el relato mismo, que la misma anécdota, por debajo o por encima, y le dan una fuerza que no tiene la anécdota pura, simple".

Para ilustrarlo, en esa misma clase, Cortázar lee su cuento titulado "Con legítimo orgullo".

En sesiones anteriores a esa del cuento realista, el escritor explica cómo la fantasía es una manera de resaltar más aún la realidad, simplemente cambiando el ángulo de mira o estirando conceptos como el de tiempo.

Y entonces, después de leer este párrafo que cito, la reflexión cierra su círculo, y lo comparto porque creo que aquí tenemos una descripción magistral de lo que puede ser la literatura, a partir de sus mecanismos ocultos.


Comentarios

  1. Gracias por compartir esta referencia que no conocía. Me entusiasman este tipo de reflexiones y me agarro a ellas con la fuerza del naúfrago, ya que no puedo evitar la sensación de que alguna clase de poder no manifiesto nos quiere imponer la banalidad en la literatura.
    Ana G. Lartitegui

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  2. "Imponer la banalidad en la literatura", cuánta verdad en esa frase. Una lucha de todos los días, como lectores y como "hacedores de libros", para no dejarnos embaucar. Muchas gracias por este aporte.
    Loreto González Jansana

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