A la chita callando

Disimuladamente, como quien no quiere la cosa, el género del libro-álbum se va desnudando su vestido de palabras para mostrársenos en su esencia más íntima, la de la retórica visual. A medida que el género madura y amplía las posibilidades expresivas de la ilustración gráfica, las propuestas de libro mudo se multiplican y en buena medida se revelan mejores de día en día. En esto hay que reconocer que el mercado francés nos lleva una holgada delantera.


© David Mereveille. Hello monsieur Hulot. Rouergue, 2010

Podemos echar un vistazo, por ejemplo a uno de los últimos trabajos del ilustrador belga David Merveille, Hello monsieur Hulot, editado el pasado año por Rouergue. Los libros de monsieur Hulot (el primero: Le jacquot de monsieur Hulot. Rouergue, 2006) son un homenaje al genial cineasta francés Jacques Tati, creador, y él mismo intérprete, de las películas de monsieur Hulot. La versión ilustrada de Merveille se desarrolla dentro de los principios del cine mudo, ya que la versión cinematográfica original de Tati es totalmente deudora de las maravillosas películas de Charlot y Buster Keaton. El propio Merveille ha dedicado gran parte de su quehacer a la historieta y a los dibujos de animación, con lo cual la idea de estas versiones para Rouergue encaja en todo como anillo al dedo.

© David Mereveille. Hello monsieur Hulot. Rouergue, 2010

La adaptación del personaje y los motivos son muy evocadores de la filmografía de Tati, pero el ilustrador sabe trasladar los temas y darles vida propia para las páginas de un libro destinado a manos infantiles. De modo que finalmente, las ediciones de Rouerge se hacen valer por sí mismas. Las imágenes que acompañan este artículo darán buena muestra de ello. Y me refiero no sólo a la genialidad de los propios argumentos de Merveille, sino también al acierto en las soluciones formales para libro álbum. En principio, las viñetas se encargan de desenvolver una trama que podría llevarse tal cual a las pantallas, pero el ilustrador sabe que las páginas del libro juegan con los elementos del tiempo a su manera, de forma distinta a como se suceden las cosas en el cine. Merveille se permite complicar los finales con elaborados juegos visuales más aptos para la "lectura" que para un pase de animación.


© David Mereveille. Hello monsieur Hulot. Rouergue, 2010

El libro es un objeto costoso. Inmersos en el entorno digital es rigurosamente necesario que el formato libro justifique su precio y para ello, aquellos que lo producimos debemos ser conscientes del valor que ponemos en él. El álbum sin palabras es un "espacio" orientado. Las artes visuales, así lo dicen, se organizan en el espacio para ofrecer su información de forma simultánea, osea "sin tiempo". Pero la mirada tiene un recorrido que se desarrolla en el tiempo. Si programamos secuencias simples la lectura avanzará ligera; si complicamos los niveles de significado con numerosos detalles, o jugando a la retórica, entonces el observador tendrá que pararse a pensar. 


© David Mereveille. Hello monsieur Hulot. Rouergue, 2010

Precisamente con este principio de dos velocidades construye Merveille su estructura formal. Algo que difícilmente serviría en otro medio, resulta perfecto para el ritmo de un libro. El formato se repite idéntico en todos los gags. Cada historieta consta de dos páginas. La primera ocupa la página derecha en varias viñetas y la segunda muestra, a vuelta de hoja y a toda página, la escena final. Así, la historia elude mostrase de forma completa en la doble página y juega con el volteo para retrasar ese momento último en el que justamente las cosas dan un giro y nos sorprenden.


© David Mereveille. Hello monsieur Hulot. Rouergue, 2010
Muchos de los recursos que se manejan en el libro sin palabras tienen relación con los lenguajes cinematográfico y publicitario. Sin embargo, la asimilación de las narraciones visuales a los libros permite y ensaya nuevos registros. Pero, mientras nuestro sistema educativo sigue basándose en el estudio de palabras y números, el ámbito de lo visual y de la estética sufre de desatención crónica. Esta circunstancia hace que con frecuencia se vea la ausencia de palabras en el libro con prevención, o incluso con desdén. Pero, como se encarga de demostrar el filósofo y esteta alemán Rudolf Arnheim, en buena medida la materia prima de nuestro pensamiento es pensamiento visual y la experiencia visual suele estar en el origen de nuestros razonamientos.

© David Mereveille. Hello monsieur Hulot. Rouergue, 2010

“El descuido del arte es sólo el síntoma más tangible de la difundida inacción de los sentidos en todo dominio del estudio académico. Lo que más se necesita no es estética o manuales esotéricos de educación artística, sino una argumentación más convincente en favor del pensamiento visual en general. Una vez que comprendamos en teoría la perturbadora escisión que entorpece el adiestramiento del poder de razonamiento, podríamos tratar de curarla en la práctica.”  Arnheim, Rudolf (1998) El pensamiento visual.  p. 17. Paidós.

Ana G. Lartitegui


Comentarios

  1. Querida Ana,

    me encantó la entrada, el autor y el libro.

    ¿Podrías desarrollar esta idea?

    "Las artes visuales, así lo dicen, se organizan en el espacio para ofrecer su información de forma simultánea, osea "sin tiempo"."

    Ya sabes que me interesa mucho.

    Un beso,
    Olalla

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  2. anaglartitegui@gmail.com21 de febrero de 2011, 20:02

    ¡Pues no pides nada! La frase hace referencia a eso que siempre se dice de que las artes visuales son artes espaciales. Seguramente se dice esto porque la psicología de la percepción visual está condicionada por un campo de visión y esto se traduce en un espacio. Cuando llegamos a la pintura, el campo se convierte en una superficie generalmente cuadrangular donde la información se estructura siguiendo una geometría en dos dimensiones. Este espacio se presta para estratificar diversos niveles de significados según se ordenan los elementos y sus relaciones. Hasta el punto en que multitud de mensajes pueden presentarse de forma simultánea. De ahí la potencia de la imagen como canal. Esta simultaneidad es a la que me refería.

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